sábado, 4 de enero de 2014

Futureland, Walter Mosley

Mosley, Walter, Futureland, ed. Suma de Letras, Madrid, 2003. Trad. Gloria Mengual.
Futureland, 2001.


Aunque pueden leerse por separado, los nueve relatos de Futureland comparten un mismo espacio y tiempo, numerosos personajes comunes y cruces entre unos y otros, además de referencias dentro de un relato a hechos ocurridos en otro. Puede, por tanto, leerse más como una novela que como cuentos separados (este formato se conoce como fix up). 
Como se purede suponer, el cruce entre géneros negro y de ciencia ficción desemboca en una ciencia ficción de tipo cyberpunk con sus toques característicos de sociedad dividida básicamente en masa paupérrima y pocos riquísimos, manipulación genética e implantes (sin llegar a los ya algo pasados cyborgs), economía capitalista neoliberal extrema, tecnologías de la información y la comunicación avanzadísimas, ciudades estratificadas en ricos, pobres y clase media que prácticamente vive para trabajar, etc. A estos toques les añade Mosley preocupaciones personales sobre las conflictivas relaciones raciales entre negros y blancos (Mosley, negro americano, nació en 1952, por lo que debió vivir  la lucha por acabar con el "apartheid" estadounidense en plena adolescencia) y sobre el papel de la mujer.
El nivel de ciencia ficción de los relatos va de menos a más.
1. Susurros en la oscuridad, el primer relato, comienza como ambientado en los años 50 del siglo XX, con su familia de afroamericanos en que la abuela y el tío cuidad de un bebé, Ptolomey Bent, Popo, niño extremadamente inteligente por el que su familia lo da todo, literalmente, incluyéndose ahí ojos, piernas, etc. Popo devolverá la deuda a su manera, por lo que ingresa en la cárcel.
2. La gran Fera Jones. Alrededor de la mejor boxeadora del mundo, Fera Jones, orbitan su padre, enganchado a la destructiva droga legal Pulso, y su novio, Pell, antiguo habitante de Infratierra, espantoso lugar a donde van a parar los pobres y parados de larga duración, que pierden hasta tal punto su identidad personal que son llamados "Ruido blanco".
3. El Doctor Kismet. Ivan Kismet es quien dirige todo, el amo del mundo, el que hace y deshace, dueño de MacroCode y fundador de la Infoiglesia. Mezcla de genio y loco megalómano. Lo conocemos a través de Fayez Akwande, copresidente del Sexto Congreso Radical, al que concede una entrevista. Fayez busca mayor bienestar para los negros de África: arrancará a Kismet una golosísima producción para Mali. Descubriremos que a Fayez lo asesora Ptolomey desde la cárcel en que cumple condena por lo del primer cuento.
4. Angel's Island. ¿Cómo serán las cárceles del futuro? Descubrimos una posibilidad en este cuento. Barrotes, motines y ranchos son sustituidos por luces, control continuo y drogas. El eterno plan de fuga se verá obstaculizado por la experimentación médica llevada a cabo en presos, ciudadanos sin ningún derecho.
Para mí, es uno de los relatos más impactantes del libro.
5. El detective eléctrico. Folio Johnson y su ojo azul mecánico, regalo de Kismet, investiga extrañas muertes aparentemente accidentales entre los miembros de una sección del Partido Nazi Internacional. Este relato detectivesco, en el que Mosley cultiva su género predilecto, supone una bisagra entre lo visto en los anteriores cuentos, salvo quizá el segundo, y lo que se tratará en los siguientes, especialmente los dos últimos.
6. Voces. Nos reencontramos con Leon Jones, padre de Fera Jones, adicto al Pulso al que dejamos casi terminal, sometido a un novedoso tratamiento de rehabilitación a base de implantes de tejido cerebral. Se lo está realizando el poco escrupuloso doctor Bel-Nan, que posee sus propias motivaciones... Bello relato con referencias a la dulce e inocente infancia.
7. El hermano pequeño. Tras visitar la cárcel, asistimos ahora a uno de los nuevos juicios deshumanizados, con personal jurídico digital, computerizado y automatizado, y capacidad ejecutoria sumarísima. El acusado Frendon Blythe probará el reto clásico de la ciencia ficción hombre contra máquina con resultados ambiguos. Mosley postula la reencarnación informática, y esa será la venganza de Blythe, contra el sistema judicial automatizado ideado por Kismet. Su poder absoluto se encontrará con la primera fisura al final de este relato.
8. En masa. Sin duda, el cuento central del libro y el más extenso, casi una novela corta. La vida del "prod" (oficinista, más o menos) Neil Hawthorne nos adentrará en el espantoso mundo laboral del futuro, en sus condiciones leoninas con la amenaza del paro permanente y su consecuente descenso al Inframundo. El relato dará un inesperado giro cuando a Neil y otros los requiera el reaparecido Ptolomey, recién fugado de su prisión en Madagascar, para evitar el genocidio masivo de negros que planean los Internazis. Se pone en marcha un arriesgado plan de acciones para evitarlo. Sus consecuencias serán imprevisibles.
9. El negro que hay en mí. O eres negro en al menos un 12,5% de ADN o mueres de una nueva enfermedad que ataca al resto de razas humanas. ¿Cómo será el nuevo mundo solo de negros? No lo sabemos, porque precisamente este libro termina con esta frase: El mundo volvía a empezar.

Futureland me ha parecido un conjunto de relatos impresionante, sumamente bien escrito, disfrutable no solo por aficionados a la ciencia ficción, sino por cualquiera. Aporta al género una visión personal sobre la lucha racial y el poder de la inteligencia contra la tiranía y la esclavitud. Mosley es, sin duda, un gran escritor que hará no solo pasar ratos de distracción, sino también de reflexión a sus lectores.





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