domingo, 19 de febrero de 2017

Saga de Hyperion y Endymion, de Dan Simmons

The Shrike, por Siverius
Contexto: en el fondo, lo que se narra es una guerra de las clásicas en ciencia ficción: humanos contra máquinas (las "máquinas" son inteligencias artificiales -IA- a las que se conoce en conjunto con el nombre de TecnoNúcleo). Este planteamiento, más o menos simple, aparece muy complicado en la novela por, sobre todo, dos cosas: una, la sucesión de diferentes tramas interrumpidas para dar paso a otras, algunas simultáneas y otras en distintos momentos temporales (hay viajes en el tiempo, además, lo cual complica más aún). Dos, son muchas las tramas que se superponen y se suceden, algunas con bastantes personajes. 
Nave Yggdrasill
Por otra parte, el mundo en que se ambienta la novela se encuentra muy alejado del nuestro. La humanidad ha conquistado  el espacio en una Hégira tras la destrucción de la Tierra, constituyéndose en una Hegemonía dirigida por el gobierno de La Entidad Suma que encabeza la FEM (Funcionaria Ejecutiva Máxima) Meina Gladstone. Esta humanidad va terraformando diferentes planetas y, gracias al TecnoNúcleo, todo el que quiera y pueda pagárselo, dispone de acceso instantáneo a cualquiera de ellos mediante unos portales que los conectan: los teleyectores. Todos los planetas salvo unos pocos están conectados mediante estos portales y cuentan con una Esfera de datos, también controlada por las IAs.
Hyperion es uno de los mundos donde no hay teleyector. No lo hay porque el TecnoNúcleo no quiere y no quiere porque allí confluyen dos factores que hacen que todo lo que tenga que ver con Hyperion sea impredecible. Un factor son las Tumbas del Tiempo, extraño conjunto de edificios que en su descripción recuerdan vagamente a los monumentos egipcios y que fueron construidos en un futuro muy lejano y lanzados hacia atrás en el tiempo (o sea, van rejuveneciendo año tras año) no se sabe exactamente por quién ni con qué propósito. Estas construcciones están rodeadas de un campo de reflujo temporal entrópico que funciona como las mareas del mar: crece y decrece abarcando unos metros alrededor de las Tumbas. Otro factor extraño en Hyperion es un ser que habita en las proximidades de las Tumbas del Tiempo conocido como el Alcaudón. Se trata de un monstruo metálico lleno de pinchos, de tres metros de altura y cuatro brazos, que puede moverse a una velocidad imposible para los humanos y que no se comunica: solo ofrece dolor: empala vivos a los seres humanos que se le acercan en las ramas de un gigantesco árbol metálico.
Mundo selvático de Hyperion, JoseArias
Por útlimo, para terminar con el contexto y complicar más la cosa, descubriremos pronto que la humanidad se ha dividido en dos bandos: la mencionada Hegemonía y los éxters, humanos que han modificado su cuerpo para adaptarse al espacio, sin terraformar planetas ni destruir sus formas de vida (semi)inteligentes si las hay y cuya tecnología ha avanzado sin ayuda de las IA del TecnoNúcleo, de las cuales desconfían. En el momento de arranque de la primera novela, la situación entre las dos facciones humanas es prebélica. Los éxters se están aproximando con sus naves al planeta Hyperion mientras el ejército de la Hegemonía, FUERZA, se prepara para repelerlos.

Simmons, Dan, Hyperion, ed. B, Barcelona, 2004. Trad.: Carlos Gardini.
Hyperion, 1989.
Primera novela: Hyperion. Aunque el Alcaudón no se comunique, sino que solo empala en su terrible árbol de espinas a quienes se le acercan, cuenta con un culto, la Iglesia de la Expiación Final, la cual organiza peregrinaciones periódicas a las Tumbas del Tiempo, siempre con un número primo de peregrinos. Según su leyenda, el Alcaudón concede su deseo a uno de ellos y empala a los demás.
Dada la situación conflictiva de Hyperion, hace tiempo que no acuden peregrinos; pero entre la dicha Iglesia y el gobierno de la FEM Gladstone, se acuerda enviar una última peregrinación formada por siete miembros selectos. En esta primera novela, el marco del relato será la reunión de los siete peregrinos en una nave-árbol templaria llamada Yggdrasill, su posterior aterrizaje en Hyperion y su traslado desde el espaciopuerto a las Tumbas del Tiempo, varios miles de kilómetros al norte. Durante el viaje, los viajeros se van contando sus historias. Se cuentan seis porque uno de ellos, el templario, desaparece antes de relatar la suya. 
Este primer libro, por tanto, no entra en el núcleo de la acción que se desarrollará en el volumen siguiente, La caída de Hyperion, sino que ofrece detalles, circunstancias y datos cruciales sobre lo que vendrá después. Sin duda, Simmons es un maestro en la técnica del suspense. Por un lado ofrece historias personales pasadas. Por otro, las ofrece inconclusas precisamente porque todas van a desembocar en el objeto de la peregrinación y algunas no se desarrollarán plenamente hasta la segunda e incluso la tercera y cuarta novelas del ciclo: Endymion y El ascenso de Endymion.
El primero en narrar su historia es el sacerdote católico Lenar Hoyt. En realidad, casi todo el relato se basa en los diarios de otro sacerdote, Paul Duré. Este viajó a Hyperion para investigar a los bikura, una perdida tribu legendaria. Estos extraños seres son asexuados y casi idiotas. No se reproducen: renacen a partir del cruciforme, un entre que arrancan de las paredes del laberinto subterráneo de Hyperion y que se pegan al pecho. Paul Duré llevará finalmente uno y Lenar Hoyt dos: el suyo y el de Duré. Esta historia tendrá una importancia capital en las dos últimas novelas.
Fedmahn Kassad es un soldado de FUERZA que en sus entrenamientos conoce a un extraña mujer, Moneta, relacionada con el Alcaudón. De hecho, en algún momento Kassad y Moneta lucharán junto al Alcaudón contra los éxters. En esta historia conocemos mejor el mundo de las Tumbas del Tiempo y el Alcaudón.
El poeta Martin Silenus, nacido en Vieja Tierra, es el autor de los Cantos, unos poemas narrativos que srán el libro de referencia para comprender el conjunto de acontecimientos que rodean esta última peregrinación y su desenlace. Serán muy citados en Endymion. Silenus, además, es el único ser que logra ser desempalado del árbol de espinas.
John Keats, por Charles Brown
El profesor erudito Sol Weintraub viaja con su hija Raquel, afectada por la enfermedad de Merlín que contrajo en las Tumbas del Tiempo y que hace que en vez de envejecer vaya rejuveneciendo. En el momento de la peregrinación, Raquel es un bebé de pocas semanas de edad que supuestamente morirá en el momento que alcance su edad de nacimiento...
La detective Brawne Lamia es contratada por el cíbrido (mitad humano, mitad IA) John Keats para investigar su "muerte" de "casi un minuto". Esta historia nos sumerge en los entresijos del TecnoNúcleo y recuerda en algunos momentos la ciencia ficción de la serie Neuromante, de William Gibson. Gracias a ella conoceremos la división interna de las IAs en tres grupos: Estables, Volátiles y Máximos. Estos últimos pretenden crear su propio dios, al que llaman Inteligencia Máxima (IM). El cíbrido muere, pero su memoria permanece copiada en un bucle Scrhrön (memoria portátil de altísima capacidad equivalente al aleph de Mona Lisa acelerada, de W. Gibson) que lleva insertado la detective. Además, Brawne está embarazada de Keats. Por eso afirma: "Estoy doblemente encinta".   El segundo volumen será básicamente la continuación de esta historia y los dos últimos tendrán como protagonista a su hija Aenea.
Alfombra voladora, Viktor Vasnetsov
El cónsul, narrador en primera persona de este primer volumen, relata la historia de los amores entre sus abuelos, la política ecologista Siri, del planeta Alianza-Maui, y el navegante espacial Merin, miembro del grupo encargado de instalar teleyectores en aquel planeta. Es una bella historia romántica tras la cual el cónsul hablará de sí mismo y revelará su condición de doble espía. En realidad, no trabaja ni para la Hegemonía ni para los éxters. Traiciona a ambos bandos, con lo cual precipitará las acciones y reacciones de los dos y desencadenará, junto con el resto de factores una serie de graves consecuencias que se explotarán a fondo en el segundo volumen. Aporta un objeto importante a la novela: una alfombra voladora. Contra todo pronóstico, no desentona del todo en una novela tan sincrética como esta.
Lo mejor. Lo anterior es el resumen general de las tramas iniciales. Más allá de eso, en el libro se suceden los enigmas, las paradojas, las intrigas, persecuciones, revelaciones, alianzas, trampas, pistas, trucos y recursos de todo tipo interrumpidos en sus momentos cumbre para dar paso a otra narración que a su vez se interrumpirá también, lo cual hace que no se pueda parar de leer. Además las referencias culturales y literarias son continuas; en el resumen se ven algunas, pero hay otras muy numerosas que se descubren con placer. El relato es sumamente ágil, casi frenético, y muy cambiante. El escritor se propuso los relatos en parte como ejercicios de estilo: se dan la novela en forma de diario, el relato detectivesco, el romántico, etc. La ciencia ficción la aportan sobradamente la trama y cuantos detalles la rodean: espacio, naves, tecnología (comlogs, esferas de datos, androides...), restos alienígenas, la naturaleza exótica (árboles tesla, islas flotantes) y un largo etcétera. Las costumbres, religiones, ciudades, planetas, seres enigmáticos y demás inventos ofrecen un vasto catálogo del mundo imaginado por Dan Simmons. Algunas ideas son originales y otras bien acopladas (la alfombra voladora, por ejemplo). El sentido de aventura y sorpresa es continuo, variado y renovado. Ofrece además algo de crítica sociopolítica, religiosa y ecológica, no se queda solo en la superficie. Difícilmente puede defraudar a nadie su lectura.
Lo peor. En este primer volumen no se aprecia (pero se notará a lo largo de la saga) que se desequilibran las referencias culturales por una exaltación de lo anglosajón  en detrimento de otras. Nombres propios de la cultura como John Keats o Frank Lloyd Wright son ensalzados junto con personajes de ficción bien vistos, caso de la FEM Meina Gladstone y su acento inglés prehégira. Cuando aparezcan los malos, abundarán nombres españoles e italianos. Por otra parte, las continuas referencias a Keats y otros personajes poco conocidos de su entorno están algo traídas de los pelos en la diégesis novelística. Resumiendo: si el chovinismo es en sí odioso, más lo es en un relato no ambientado en la Tierra, sino en un conjunto de planetas adonde el autor ha proyectado algunos de los peores tópicos y estereotipos sobre ciertas culturas y costumbres nacionales.

Simmons, Dan, La caída de Hyperion, ed. B, Barcelona, 2004. Trad.: Carlos Gardini.
The Fall of Hyperion, 1989.

En esta novela dedicada a Keats, que forma un bloque con la anterior y continúa donde termina la otra, pasamos de la narración en primera persona del cónsul a la del cíbrido Joseph Severn. En vida real, fue un pintor amigo de Keats. En la novela, la Funcionaria Ejecutiva Máxima Meina Gladstone lo consulta continuamente porque le interesan sus puntos de vista y porque por alguna razón, Severn es capaz de soñar con los peregrinos de Hyperion. De este modo, a través de las vivencias del pintor junto a la FEM conceremos los movimientos más recientes de la alta política, las decisiones en torno a la guerra con los éxters y los ofrecimientos del TecnoNúcleo al bando de la Hegemonía: el superarma que ofrecen para eliminar a los éxters. Asistiremos a las dudas que alberga la FEM respecto al TecnoNúcleo y el porqué de su trascendental decisión final.
A través de los sueños del pintor, seguiremos las historias del grupo de peregrinos en Hyperion. Cómo el Alcaudón mata a Lenar Hoyt, el cura, haciendo que renazca Paul Duré de uno de los dos cruciformes (esto es contradictorio, por cierto, con lo que ocurrirá en el cuarto volumen, La caída de Endymion, donde el Alcaudón ira arrancando cruciformes a sus portadores). Asistiremos también a las conversaciones que Browne Lamia mantiene con la IA Ummon, del TecnoNúcleo.
The Terminator by Graffiti Life, de MsSaraKelly en flickr
Obelisco de Lúxor en París
Parece quedar claro que el Alcaudón es creación de una de las facciones de IAs, de los Máximos, que en el futuro tendrán que enfrentar su Inteligencia Máxima (IM) a otra IM humana, seguramente éxter (en el cuarto libro se dará otra explicación). La IM humana consta de varias partes una de las cuales, Empatía, se refugia en el pasado, seguramente en la figura de John Keats. El propósito del Alacudón y su árbol de espinas es atraerla y atraparla, destruirla para que en el futuro no le suponga una amenaza. Es algo parecido al planteamiento de algunas películas de Terminator, si bien se mira. El cíbrido de John Keats sería, y así se plantea, un redentor, una especie de mesías homologable a Jesucristo. Para mi gusto, esta derivación de la trama de la novela (peregrina, por no decir que a Simmons aquí "se le fue la olla") se la podría haber ahorrado. Para resumir: asistiremos a los tristes momentos finales de Keats en Roma sin que dicha Empatía se manifieste y pueda así atacarla el Alcaudón, aunque estará presente y vigilante en el entierro de Keats. El resto de la historia de Lamia lo sabremos, en parte, en los siguientes libros, ya que los protagonizará su hija Aenea, esta sí azote del TecnoNúcleo y sus aliados.
El resto de historias son la del militar, Kassad, que desafiará a combate singular al Alcaudón en una serie de asaltos con cambios de tiempo. Perderá el combate, pero será honrado con honores y en su honor se erigirá uno de los monumentos de las Tumbas del Tiempo: el Monolilto de Cristal. Conoceremos más acerca de Moneta. Resulta que es la Rachel del futuro, hija de Sol Weintraub.
Sol Weintraub ve con desesperación cómo su hija se va haciendo más y más joven cada vez. Acabará entregándosela al Alcaudón, que la introduce en una tumba del tiempo. Mediante un complicado truco, puede rescatarse a sí misma y ver por un momento a su padre. En el futuro, será alguien entre los éxters que viven en Hyperion. Esta parte es liosa y no se entiende bien, al menos yo no la entendí y no me cuadra con el resto de planteamientos. Los viajes en el tiempo son, por definición, paradójicos. Martin Silenus es empalado en el árbol del dolor, pero lo rescatará Browne Lamia. Es de los pocos personajes que seguirán vivos en los siguientes libros, casi tres siglos después.

Se descubrirá que los templarios estaban aliados con la iglesia del Alcaudón, pero les sale mal la jugada. Por último, el cónsul, que casi muere en Hyperion al ir en la alfombra voladora a la capital, Keats, a por su nave, será juzgado en un tribunal éxter y condenado a reparar el mal que hizo.
Tanque del ejército estadounidense, flickr
En la Hegemonía, el momento de la decisión final se acerca. Los éxters van tomando uno por uno todos los planetas y destruyéndolos de formas terribles. Solo es cuestión de tiempo que la FEM acepte la propuesta del TecnoNúcleo para acabar definitivamente con ellos. Pero la FEM resiste porque se huele una trampa de las IAs. Está ganando tiempo para descubrir dónde reside su soporte físico, su hardware. Este es el secreto mejor guardado de las máquinas. Al final descubriremos que no son los éxters los que están fulminando mundos enteros, sino el TecnoNúcleo. La FEM Gladstone actúa eliminando los teleyectores, ya que ahí es donde descubre que reside el soporte físico de las IAs. Al hacer esto, es consciente de que condena a la humanidad a un aislamiento y época de oscuridad de proporciones gigantescas. Con una última reunión de los peregrinos en Hyperion, anticlímax de este apoteósico final, termina el segundo libro.

Tercer y cuarto libros. Contexto: Gracias a los cruciformes que ya vimos en la primera de las historias del primer libro, la del padre Lenar Hoyt y su mentor Paul Duré, la humanidad ha logrado la inmortalidad o casi, ya que quienes porten el cruciforme pueden morir y ser resucitados. Este se administra como un sacramento más de la Iglesia católica: el de la resurrección. El poder de la Iglesia católica, una religión agonizante con poquísimos fieles al principio de la saga, ha crecido hasta convertirse en un vasto imperio militar llamado Pax dirigido desde la reconstrucción del Vaticano en el planeta Pacem por el papa Lenar Hoyt, resucitado cada vez que muere. Pax pretende imponer el cruciforme y, por tanto, la sumisión a su credo y su política hegemónica a toda la humanidad. No duda para ello en utilizar toda su maquinaria bélica y en eliminar a los opositores, los "enemigos de la fe". Estos rebeldes son principalmente los éxters y los ciudadanos de mundos con religión mayoritaria diferente a la católica: musulmanes, judíos, budistas y otros.
Como ya se sabía y se constatará desde muy pronto, detrás del cruciforme está el TecnoNúcleo, que sigue con su propósito de utilizar a la humanidad egoístamente en su propio beneficio. Estamos, pues, ante una nueva batalla de la misma guerra: humanos contra IAs, y como anteriormente, una facción muy importante y poderosa de la humanidad está aliada, inconscientemente, con las máquinas.
Las dos novelas finales del ciclo forman entre sí, al igual que las dos anteriores, una unidad aunque se presenten en dos volúmenes y no se publicaran a la vez.

Simmons, Dan, Endymion, ed. B, Barcelona, 2005. Trad.: Carlos Gardini.
Endymion, 1995.

Tercera novela: Endymion. Mucho más lineal que las anteriores, el relato no se diversifica en un conjunto de subtramas paralelas más o menos confluyentes, sino que se centra desde el principio en una sola: la del protagonista Raul Endymion. Este nos cuenta su propia historia escribiendo una autobiografía mientras espera la muerte encerrado en un satélite-prisión que orbita el planeta Armaghast. No sabremos cómo ha llegado ahí hasta finales del último libro, ni cómo puede a la vez narrar verosímilmente sus peripecias y las de sus adversarios con todo lujo de detalles. De momento, nos pide que confiemos en su palabra de que conoce los hechos como si hubiese estado allí: "por ahora pido que lo aceptes por lo que es, la verdad" (p. 57).
Raul Endymion, joven del planeta Hyperion, es rescatado de la muerte por el viejo de casi mil años Martin Silenus, poeta autor de los Cantos que leímos en los primeros libros. Le pide una serie de misiones imposibles:
1- Rescatar a la niña Aenea, hija del cíbrido John Keats y de Browne Lamia.
2- Trasladar la Tierra de donde está, en la Nube Magallánica, a 160.000 años luz de la Vía Láctea, para devolverla a su antigua ubicación.
3- Acabar con Pax.
4-  Detener al TecnoNúcleo.
5- Por último, hablar con los éxters para que le ofrezcan una verdadera inmortalidad.
Paso a paso, Raul irá cumpliendo casi todas estas misiones a lo largo de las más de 1.600 páginas que suman estas dos novelas.
Sobre todo, se narra en Endymion el rescate y huida de Raul, Aenea y el androide A. Bettik a lo largo del río Tetis, una antigua vía de comunicación compuesta por ríos de más de cien mundos unidos mediante teleyectores. Este cauce, claro está, no se había vuelto a utilizar desde la caída de la Hegemonía, casi trescientos años antes. Los perseguirán las naves de Pax. El designado por el papa para atraparlos es el padre capitán Federico de Soya y sus fieles lugartenientes: el sargento Gregorius y el cabo Kee. Pronto se les unirá la terrorífica Rhadamanth Nemes, una máquina de matar creada por el TecnoNúcleo con la única misión de matar a Aenea.
Casa de la cascada, Frank Lloyd Wright
En una sucesión de tramas paralelas se nos cuenta la huida de los protagonistas, primero en la alfombra voladora, luego en la nave del cónsul, luego en una balsa y por último en la cápsula de una nave espacial de Pax. Buscan una casa a orillas del río, ya que el deseo de Aenea es estudiar arquitectura... (Para mí, este es uno de los puntos más incongruentes y absurdos de la novela). Durante su viaje atraviesan planetas vacíos, arrasados no sé sabe por quién ni por qué; contraen enfermedades, casi los atrapan y matan en Mare Infinitus, se topan con murallas de hielo en un planeta de alta gravedad que sufre de hiperglaciación (Sol Draconi Septem) y, por último, sufren una emboscada de Nemes, que los hubiera matado de no ser por De Soya, que tras muchas cavilaciones se pasa al lado de los buenos junto con sus hombres (esta conversión es de lo mejor de la novela, ya que está previamente fundamentada).
La acción es trepidante y se complementa con un buen trasfondo psicológico de los protagonistas, sobre todo de los perseguidores humanos: el capitán De Soya y su equipo. Por contra, la caracterización psicológica de Raul Endymion es la de un hombre sencillo, normal, que se ve arrastrado por las circunstancias. La de Aenea es la más confusa. Pasa de la arquitectura (¿¡!?) al budismo y a lideresa con toques de profeta en una combinación incongruente consigo misma y con las acciones futuras. Francamente, la caracterización de la figura central de estas dos novelas es sumamente confusa.
El final de la novela es la llegada a Vieja Tierra de Raul, Aenea y Bettik para que ella se reúna con su arquitecto, que resulta ser Frank Lloyd Wright (¿por qué no Antonio Gaudí o, mejor, algún filósofo, religioso o lo que sea? ¿Porque con Gaudí ya contó Gibson y Simmons quería "su propio" arquitecto?). Si alguien entiende qué pinta esto aquí, agradecería su explicación.

Simmons, Dan, El ascenso de Endymion, ed. B, Barcelona, 2005. Trad.: Carlos Gardini.
The Rise of Endymion, 1998.

Gato de Schöndinger
Raul sigue en su satélite-celda tipo caja de gato de Schrödinger esperando la muerte por gas de un momento a otro. Mientras, sigue escribiendo sus memorias. En este caso, narrará su estancia en Vieja Tierra con Aenea aprendiendo arquitectura de la mano de Lloyd Wright. Cuando este muere, el grupo de aprendices, a las órdenes de Aenea, se debe dispersar. El primero en irse es Raul, siguiendo el curso del río Tetis, hasta encontrar la nave del cónsul. Viaja en kayak y le sucederán al menos dos historias notables. La primera, su enfermedad (cálculos renales) en el planeta Vitus-Gray-Balianus B. Casi le atrapan los de Pax, pero logra escapar con ayuda de los nativos, religiosos de la "Hélice del Espectro de Moiete". Esta gente viste totalmente de diferentes colores y les asigna diferentes valores simbólicos. Creo que es un claro guiño a Jack Vance, a quien va dedicada esta novela junto con Carl Sagan. La segunda, su teleyección en un mundo gaseoso donde solo puede caer y caer. Lo engulle un ser gigante transparente y lo transporta al siguiente teleyector, donde va a parar, muy malherido, al mundo donde está la nave, ya completamente autorreparada. De ahi va al mundo de T'ien Shan, las "Montañas del Cielo".
Cobrará mucha importancia todo el pensamiento oriental, chino, en esta parte. Aparece el idioma chino "prehegira", el budismo, un Dalai Lama, un Templo de Jade, etc. Raul y Aenea por fin se reencuentran y su relación pasa a ser de pareja. Aenea trabaja allí como arquitecta, construyendo el Hsuan-k'ung Ssu, el "Templo Suspendido en el Aire".
El planeta se describe como un conjunto de altísimas montañas, de muchos kilómetros de altura, con base en un mar de ácido. Todo en ese mundo es vertiginoso: los caminos, los transportes por cable, puente o ala delta, las terrazas, los miradores abiertos al vacío...
Paralelamente, los de Pax, con un De Soya rescatado para la causa, pisan los talones a Aenea y los suyos. Aenea, ya adulta y dueña de sus poderes, va celebrando comuniones donde mezcla su sangre con vino y los da a beber a los fieles, que de este modo no solo eliminan al cruciforme si lo tienen, sino que entran en contacto directo con El Vacío que Vincula, lo que antes posibilitaba los teleyectores, y pueden escuchar la voz de los vivos y los muertos.
Pax desea evitar estas conversiones a toda costa y se propone matar a Aenea con la antigua Nemes y otros clones suyos. Casi lo consiguen en T'ien Shan, pero tras una batalla singular entre Raul y Nemes, logran escapar. Tras un interludio de paz en una colonia éxter, donde se recuperan no solo Raul sino también De Soya y Gregorius, que de nuevo se han pasado al lado bueno causando un grave daño a las fuerzas de Pax, Aenea se libreyecta de un mundo a otro dejando acólitos en cada uno de ellos. Vuelven a aparecer personajes del primer libro. Además de Silenus y Lenar Hoyt, nos reencontramos con Het Masteen al mando de una reconstruida Yggdrasil, con el militar Fedmahn Kassad y con Rachel, la hija de Sol.
Para no alargar el resumen: Aenea acabará entregándose a Pax en Pacem y sufriendo una terrible tortura que termina con su muerte. A Raul lo envían a su satélite-cárcel y desde allí sufrirá todo el dolor de Aenea. Luego descubrirá que lo sintió toda la humanidad y gracias a él finaliza la tiranía de Pax. Casi nadie quiere ya tener nada que ver con los cruciformes, el TecnoNúcleo ni la Iglesia que los ampara. Raul se libreyecta de su prisión a Pacem, donde se reencontrará con De Soya y el nuevo papa: Paul Duré.
El final es muy bello, en una Tierra virgen donde triunfa el amor, pero llega in extremis tras una novela quizá demasiado larga y enrevesada. En sus casi mil páginas hay una serie de saltos temporales y explicaciones que contradicen lo de los primeros libros que hacen que se acabe con sensaciones encontradas. Podemos perdonar a Simmons que donde dijo digo diga Diego por el entretenimiento que ofrece a cambio; pero la mezcla de religiones, tiempos, espacios  y tramas unida a la extensión desorbitada y la profusión de personajes, descripciones, reflexiones y acciones superfluas hace que la serie acabe alcanzando la dudosa categoría de culebrón. Los paralelismos de Aenea con Jesucristo, los vaivenes de un Alcaudón reconvertido en guardaespaldas y los viajes en el tiempo embrollan y manchan en exceso una historia que podría funcionar perfectamente sin tantos aditamentos ni pretensiones. Además, es evidente que el personaje de Rachel le cae mal al autor y se traslada al lector. No tenía por qué incluirla si no quería.
En total, pese a sus puntos oscuros y su final de culebrón, el balance es positivo y el ciclo se ha ganado su puesto en la ciencia ficción imprescindible para todo aficionado al género.