sábado, 21 de abril de 2012

Los amores difíciles


Calvino, Italo, Los amores difíciles, ed. Tusquets, Barcelona, 1989. Incluye La hormiga argentina y La nube de smog.
Gli amori difficili, 1949-1967.
La formica argentina, 1952.
La nuvola de smog, 1958


A pesar de haberlo leído hacía muchos años, sacado de la biblioteca de mi facultad en la Complutense, seguramente entre los años 95 a 97, aún recordaba fragmentos de cuentos sin saber de qué libro era ni quién los había escrito. Cuando unos 15 años más tarde hojeé el libro en una librería de viejo, reconocí al instante esa escritura, que seguía en mi cabeza tanto tiempo después. Se me quedaron grabados especialmente dos cuentos: el primero, La aventura de un soldado, donde ese joven soldado del título se pasa todo un viaje en tren imaginando posturas infinitesimales y delicadísimas que le permitan tocar a su compañera de vagón; y el último:  La aventura de un automovilista, cuento en que los nombres de personajes y ciudades son sustituidos por letras, al modo matemático: "He subido al coche inmediatamente después de pelearme por teléfono con Y. Yo vivo en A, Y vive en B [...] Y respondió que [...] telefonearía en seguida a Z, mi rival". Esa sustitución confiere al relato un aire abstracto que, lejos de alejarlo fríamente, acerca la historia al lector (o a mí, al menos) por ser menos, digamos, localizada, y poder sustituir las letras por cualquier antropónimo o topónimo de nuestro entorno.
Otros cuentos los recordé según los iba (re)leyendo, como La aventura de un lector, cuyo personaje (Amedeo) no puede dejar de leer ni siquiera cuando está en plena conquista amorosa con una bañista desconocida ("Amedeo, aunque siempre en el arrebato de sus abrazos, trató de liberar una mano para poner la señal en la página justa"). También recordé la angustiosa fatalidad de La aventura de una bañista: la mujer que pierde la parte de abajo del bikini en el mar y no se atreve a salir a la playa así ni a pedir ayuda ni nada mientras pasa el lento día de verano... Y me despertaron ecos las descripciones, también geométricas, matemáticas, de la llanura nevada, blanca, plana, atravesada por líneas paralelas entrecruzadas en La aventura de un esquiador.
Seguramente lo que hizo perdurar estos cuentos en mi memoria es la presencia constante, en todos o casi todos, de medios de transporte, muy variados, en una época en que yo leía sobre todo en el tren, autobús y metro yendo de mi casa a la universidad y vuelta. Aparecen trenes, barcas, tranvías, autobuses, coches, bicicletas (en el entrañable La aventura de un matrimonio), botes, telesillas... Además de la descripción de sensaciones concretas como olores, colores, impresión en el cuerpo de posturas, visiones distintas (La aventura de un miope), sonidos, etc. Es esa mezcla de concreción y abstracción; de cercanía y alejamiento una de las cualidades que hacen de Calvino un escritor tan especial. Sus cuentos son únicos y bellos, divertidos y emocionantes, tiernos y humanos. Merece leerse, conocerse y reconocerse por todo buen lector.
Afortunadamente, en España se puede acceder a su obra completa o casi completa sin dificultad gracias a las ediciones de Siruela, que son impecables, pero -ay- bastante caras y, además, mientras que en este volumen descatalogado de Tusquets se incluyen los cuentos largos La hormiga argentina y La nube de smog junto a los de Los amores difíciles y una interesantísima Nota introductoria del propio Calvino en tres apartados (vida, obra y crítica), en la editorial Siruela los han separado en tres libros distintos. En mi humilde opinión, publicar dos relatos que abarcan 36 y 52 páginas respectivamente (edición de Tusquets) en libros separados que cuestan 15,35 y 15,95 euros respectivamente, a los que hay que sumar los 16,90 de Los amores difíciles (el total da 48,2 euros), es una tacañería que no coadyuva a su lectura, como tampoco el que no existan ediciones de bolsillo. En fin. De todos modos, es un placer leer y disfrutrar este magistral trabajo de Calvino.

No hay comentarios:

Publicar un comentario