John Varley, El globo de oro, ed. La Factoría de Ideas (Puzzle), 2006. Trad. Domingo Santos.
The Golden Globe, 2001.
"Romeo y Julieta" (detalle), E. Fortescue-Brickdale |
Los humanos fueron casi aniquilados y expulsados del planeta Tierra por unos alienígenas que también ocuparon Júpiter. A esto apenas dedica un par de páginas en todo el relato, así que puede decirse que forma parte del telón de fondo.
Lo realmente central en la novela es la vida de su protagonista, el actor teatral Kenneth Valentine, contada por él mismo.
Se nos presenta interpretando Romeo y Julieta (en los papeles de Julieta y Mercucio a la vez) en una especie de asteroide (Brementon) "a unos cuarenta y cinco minutos de Plutón". Un inspector le pregunta por él a él mismo (está caracterizado de Julieta), ante lo cual termina su actuación y huye, sin saber siquiera por qué lo buscan, en la primera nave. En Plutón se gana la vida como artista callejero de marionetas hasta que le dicen que en la Luna la prestigiosa directora de teatro Kaspara Polichinelli ha salido de su retiro para dirigir El rey Lear.
Como ansía el papel y Polichinelli se lo reserva, su meta ahora es ir a la Luna a tiempo para la función, pero no tiene dinero, así que tima a una chica de familia rica a la que de paso roba unos auténticos netsukes japoneses antiguos. La familia estaba protegida por la mafia carontesa, toda una sociedad de asesinos. Un miembro suyo, Isambard Comfort ataca a Kenneth, pero este, paranoico y sorpresivo, logra reducirlo y huye a toda velocidad hacia Oberón escondido en su propio equipaje durante ochenta y cuatro días de travesía.
Rodaje de "Our Gang" ("La pandilla") en 1930 |
El "Acto dos"(hay cinco) es casi entero una serie de flash-backs en que conocemos el pasado de Kenneth: fue durante veinte años el pequeños Sparky, el protagonista de la exitosa serie infantil "Sparky y su pandilla". Conocemos a su tiránico padre, que le hizo aprender toda la obra de Shakespeare de memoria a base de ahogos en la bañera y otros métodos más crueles aún...
Netsuke de calavera y rana |
De Oberón, donde también le ataca Isambard, huye en una lujosa nave a la Luna (aquí sucede otra serie de flash-backs y conoce a su tío Ed, uno de los momentos más surrealistas del relato), logra interpretar a Lear una única vez antes de que escape otra vez de Isambard, le atrape la policía por asuntos pendientes (no quiero desvelar todo), se celebre un juicio y tenga que volver a escapar de los caronteses, a los que jura destruir. Punto.
Relación entre Oberón y Shakespeare |
La ciencia ficción como tal abunda: aceleraciones, gravedad, vacío, giros en lo físico. En lo fantástico: trenes que vuelan a su destino, edificios que se mueven sobre vías, arañas que pesan toneladas ocupadas de apuntalar el satélite, ordenadores centrales que lo saben todo... Es maravilloso encontrar una ciencia ficción divertida sin caer en lo pueril. Además, se encuentra perfectamente integrada en una narración donde se equilibra con alusiones constantes a la edad dorada de Holllywood, el mundo del espectáculo, las paranoias del protagonista, sus amigos imaginarios y reales, su peculiar familia, sus amantes, la humanidad del espacio... Solo le pondré dos peros sin importancia. Uno: los pasajes de béisbol son prescindibles se mire como se mire. Dos: al final hay algo de culebrón familiar innecesario. Dicho esto, es de las poquísimas novelas que dan ganas de volverla a leer en cuanto se termina.
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