Dick, Philip K., Ubik, ed. La Factoría de Ideas, Madrid, 2009. Trad. de Manuel Espín.
Ubik, 1969.
En un futuro Estados Unidos de 1992 (futuro en 1969, el año de publicación), el espionaje industrial se nutre principalmente de personas con capacidades de percepción extrasensorial (psis): telépatas, capaces de leer el pensamiento, y precognitivos (precos), capaces de ver el futuro pero no de modificarlo. Por suerte para las empresas, existen antídotos naturales: los antipsis: personas capaces de contrarrestar los poderes anteriores. Los poseedores de tales capacidades son contratados por empresas tanto de espionaje como de contraespionaje, que es la que es a lo que se dedican los protagonistas de la novela: Glen Runcinter, el director, y Joe Chip, medidor de campos y anticampos psis. Runcinter dirige su agencia con la ayuda de su difunta esposa, Ella, mantenida en semivida (los vivos pueden conectar con su cerebro a veces).
A Chip le presentan a Pat Conley, dueña de una nueva habilidad psíquica inaudita: la posibilidad de alterar el presente modificando el pasado. Es capaz de retroceder a un momento del pasado pensándolo, actuar de forma distinta al principio, y alterar así todo el devenir siguiente del tiempo sin que nadie más que ella lo sepa. Hasta ahí la presentación.
La acción arranca con el goloso contrato que, supuestamente, le ofrece a Runcinter uno de los principales empresarios del momento, Stanton Mick. Este necesita que le envíen un nutrido contingente de antipsis para contrarrestar los psis inflitrados en su grupo de trabajadores en la Luna. Una vez allí, resulta que el goloso contrato era un cebo para atraerlos y matarlos (mediante una bomba humanoide autodestructora); era una trampa de Ray Hollis, dueño de una agencia de espías psis. Algunos han muerto, pero ¿quiénes?
Mis Ubik |
Por último, como se ve en la imagen, cualquiera puede tener su Ubik. No me llevo comisión, que conste.